Nuestras emociones se encuentran doblemente relacionadas con nuestro cuerpo y con el sentido figurado que culturalmente les imputamos. El nudo en la garganta del miedo, las mariposas en el estómago del enamoramiento, la “tristeza seca” o la “furia fría” de Simone de Beauvoir son, aun en su dimensión metafórica, realidades físicas que experimenta nuestro cuerpo, reacciones y sensaciones que en última instancia poseen una dimensión innegable en los órganos y tejidos que también nos constituyen.
En una visualización que podría parecer sencilla pero no por ello menos sorprendente, un equipo de investigación de la universidad finlandesa de Turku publicó los resultados de este estudio en el que algunas de las emociones más representativas de la naturaleza humana se muestran a través de una cámara térmica, otorgando una perspectiva distinta, aunque al mismo tiempo familiar, de estos fenómenos.
Así, el amor suscita una ola de calor en todo nuestro cuerpo, al igual que la felicidad, mientras que la ira y el miedo hacen que la energía corporal se concentre en las manos y el pecho, pues inconscientemente nos preparamos para una pelea. Asimismo destaca el panorama de la depresión: debilidad en las extremidades combinada con un disgusto que se siente sobre todo en el estómago y la tráquea.
Estas imágenes fueron obtenidas con 700 voluntarios que observaron y leyeron películas e historias destinadas a suscitar una emoción en particular: después de pasar por esta prueba, los investigadores pidieron a los participantes que indicaran las zonas del cuerpo donde habían sentido una sensación particular y con qué color asociaban esta. Igualmente se incluyó cierta variación cultural para saber en qué medida esta afectaba la reacción del cuerpo.
Los resultados se publicaron en la revista académica Proceedings of the National Academy of Sciences y, de acuerdo con el diario inglés The Independent, que reproduce fragmentos del artículo, estos muestran “patrones consistentes entre las sensaciones del cuerpo asociadas con cada una de las seis emociones básicas”.
En cuanto a los posibles usos de estas conclusiones, los investigadores sugieren que estas podrían ayudar a entender mejor trastornos de ánimo como la depresión o la ansiedad.
El MINDFULNESS, también conocido como ATENCIÓN PLENA, va más allá de ser una simple técnica de meditación de origen budista; ya es considerado un estilo de vida que busca la integración entre la dualidad cuerpo y mente uniéndolos a través de la respiración propia y natural del ser humano.
La agresividad del obsesivo debe entendérsela no como un impulso en bruto para destruir al otro, sino que está formulada verbalmente, articulada en un anhelo de muerte. Se trata del deseo de la muerte del Otro, y aun de la demanda de muerte del Otro. De este modo, la ambivalencia obsesiva queda planteada, en términos de demanda, como una demanda de muerte del Otro y una demanda de amor que va en el sentido exactamente contrario, ya que el amor tiene el efecto de hacer existir al Otro.
Nuestras emociones nos dicen mucho de lo que pasa a nuestro alrededor y dentro de nosotros. ¡Descubre cómo prestarles la correcta atención!
Descubrimos nuevas terapias psicológicas basadas en el conocimiento neurológico y las neurociencias. Son opciones terapéuticas que ayudan a superar fobias, trastornos de ansiedad, trastornos de estrés postraumático y estados de tristeza, entre otros, de una forma rápida, profunda, efectiva y permanente en el tiempo.
Tener un guía espiritual no significa perder la responsabilidad de su propia vida, nosotros mismos debemos guiarnos absolutamente y descubrir a nuestro maestro interior. Lo que no impide que para aprender a practicar correctamente el zen haya que encontrar a un maestro lo suficientemente competente y experimentado para no llevarnos por un camino falso.